La diabetes es un síndrome
clínico que resulta de la secreción deficiente de insulina por parte de las
células beta del páncreas o cuando el organismo no es capaz de utilizar eficaz
y efectivamente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula
los niveles de azúcar en la sangre, es por ello que el efecto inmediato de una
diabetes no controlada es la hiperglucemia o aumento del azúcar en la sangre,
que con el tiempo si no es tratada puede provocar grandes daños en órganos y
tejidos. De acuerdo a los aspectos mencionados en un principio, la diabetes se
puede clasificar en:
- Diabetes tipo I: se caracteriza por una deficiente producción de insulina como consecuencia de la destrucción de las células beta del páncreas. Las personas que padecen este tipo de diabetes, que suelen ser niños y jóvenes, son llamados insulinodependientes, ya que necesitan de la administración diaria de dicha hormona. Entre sus síntomas característicos se destacan, excreción excesiva de orina (poliuria), aumento anormal de la sed (polidipsia), hambre constante (polifagia), pérdida de peso, trastornos visuales y cansancio.
- Diabetes tipo II: se presenta por la utilización ineficaz de la insulina producida en el cuerpo. Aquellas personas que padecen diabetes tipo II, al tener resistencia a la insulina más que un defecto en la producción de la misma son llamadas no insulinodependientes. Los síntomas pueden ser parecidos a los de la diabetes tipo I con la diferencia de presentarse de manera menos intensa. Este tipo de diabetes solo era observable en adultos hasta hace algunos años que se ha venido identificando en niños.
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